Cartas a un joven poeta
Amigo mío:
Quisiera en esta entrada invitarte a leer un libro. Se trata de un libro que me ha tocado y que seguramente a ti también te tocará. Cartas a un joven poeta de Rainer María Rilke nos muestra el corazón de uno de los mayores poetas de la literatura universal. Un corazón tan sensible que desde su pedestal en el parnaso se asoma para ayudar a un adolescente en tribulación por querer escribir.
Pero no lo hago para que escribas (si no quieres, claro), sino porque tiene un valor espiritual incalculable lo que aquí vas a leer. Y quiero que encuentres, como yo, un sitio para que lo leas. Por eso te he diseñado un itinerario:
Primer día: lee la primera carta. Escribe, escribe siempre. Escribe cómo te removió. Y, sobre todo, cuéntame si también tú quieres hacer ese viaje hacia el interior. Un viaje que aquí se muestra crítico. Pero no confundas crítica con juicio, sino que conserva el amor por ti.
Segundo día: lee la segunda carta. Esta la escribe Rilke enfermo, por eso es corta. Sin embargo, no escatima en hablarle al joven poeta. Porque quiere salir de sí. Escribe, de nuevo, lo que encuentras en la carta. Háblame de la ironía. ¿Por qué hay que evitarla? Es más, ¿qué es la ironía? Muéstrame ese amor con el que Rilke se dirige a la realidad que quiere comprenderla. Lee la Biblia, porque para Rilke es importante y para ti también lo será.
Tercer día: lee la tercera carta. Cuéntame, escribe: ¿cómo es eso de que la razón es un asunto que no compete a los artistas? ¿No crees también tú, que eres tan racional y que todo lo vuelves un asunto lógico, que debes darle un poco de cabida a tu corazón? Recuerda esa frase de Jacques Maritain que dice que el amor va primero que la inteligencia. Mira el amor al que se refiere, mira los sentimientos y cómo han producido tanta belleza. La ves en cada carta. ¿No es importante siempre el amor? ¿Qué cabida das en tu vida al amor?
Cuarto día: lee la carta V. Escribe: ¿cómo se relaciona Rilke con la ciudad? ¿Qué ve? ¿Crees que puedes tener una sensibilidad semejante para relacionarte con tu ciudad, con esta Valladolid? ¿Puedes educar tus sensaciones para que se fijen en lo que él se fija, para que vea lo que él ve, con tanta belleza?
Quinto día: carta VI, ay la soledad. Escribe en la soledad, piensa en la soledad. ¿Qué importancia tiene la soledad? ¿Por qué es buena? ¿Cómo cuidarla? No temas a la soledad.
Sexto día: dame esos escritos tuyos, que serán tus Cartas a un mal poeta. Haz acabado este itinerario.
Te saluda,
Tu amigo.
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