El Colegio San José de Valladolid

Hablar del Colegio San José en Valladolid es hablar de muchos años de historia. 141, para ser más exacto. Un colegio que además recoge una tradición viva: la educación ignaciana. En este caso, 450 años de aciertos y errores, de transformaciones y actualizaciones. 

Hoy el San José es un colegio de referencia en toda España. Por sus aulas han pasado personajes influyentes de la política nacional, de las letras y de los deportes. Su proyecto educativo se centra en cuatro pilares: consciencia, competencia, compromiso y compasión. 

Se trata, pues, de educar alumnos conscientes, responsables y coherentes en su libertad para decidir. Competentes, en la medida en que el alumnado pueda desarrollar bien sus aptitudes académicas. Comprometidos con el mundo actuar para incentivar cambios positivos. Compasivos en la medida en que forma en la solidaridad y la apertura a otras realidades. 

Lo que encuentro es un colegio que no se detiene en educar competencias académicas, sino que busca que la educación sea para el mundo. El Magis, en términos ignacianos: ser más para servir mejor. Educarse, ser más, para ser mejor para el mundo. 

Y encuentro que en sus planteamientos académicos, en las actividades que ofrece, sí que hay una coherencia. Y la hay en la medida en que es un modelo que se articula en torno a la espiritualidad ignaciana, que propugna estos valores. Hay un proyecto pastoral sólido, con acompañamiento espiritual, grupos de oración y reflexión, etc. Eso sí, no se centra en los alumnos creyentes ni quiere adoctrinar . Ofrece una diversidad de aula. 

En este orden de ideas, me encuentro con una atención muy interesante a los niños con hipoacusia. Un plan de acción muy interesante. Por otra parte, veo que en el reglamento de convivencia se plantea que las normas de clase se articulen con los propios alumnos, así como sus consecuencias. Esto me parece un avance enorme si se quiere hacer a una persona consciente como el centro lo plantea. 

Hay una articulación muy grande con las familias. Se trata de que la familia esté directamente implicada en los asuntos escolares, desde una escuela de herramientas digitales para los padres, hasta grupos pastorales en los que pueden participar. Parece, pues, un centro integrador.